Nuestros sentimientos se reflejan
en el cuerpo.-
Nuestra
respiración se ve alterada por el estrés, el miedo, la ansiedad y por nuestras
malas posturas.- Cuando eso
ocurre, el diafragma, que es el músculo principal de la respiración, no
funciona con normalidad y con ello, pierden vitalidad los músculos y órganos
que dependen de él.-
Ante
esta falta de funcionalidad, toma protagonismo el músculo dorsal ancho,
desarrollándose en exceso y provocando una protuberancia en la parte alta de la
espalda, a la que llamamos cifosis (chepa) y que cierra la caja torácica y orienta la energía a la zona
alta de nuestro cuerpo, provocando a su vez, tensión y acortamiento del cuello.-
¿Cómo
corregimos este proceso degenerativo? Pues….con una correcta educación y control de nuestro
cuerpo, mejorando la postura y sobre todo mejorando nuestra respiración.- Todo esto nos ayuda, también,
psicológicamente, ya que el hecho de sentirnos bien y querer superarnos, mejora
nuestro estado de ánimo.-
Todos
estos consejos los podemos completar con técnicas de autoayuda y relajación,
sin olvidar el cuidado diario de nuestra alimentación.-
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